Comuneros y vecinos participaron de un encuentro en la Legislatura para debatir la actualización de la norma. Mientras algunos se mostraron a favor, otros sostuvieron que pone en riesgo las identidades barriales y que no fue confeccionada de forma participativa.
El pasado 5 de noviembre se desarrolló una reunión de la Comisión de Planeamiento Urbano en la Legislatura para tratar la actualización del Código Urbanístico (CUR), que regula el uso del suelo, la organización del tejido urbano y la distribución de usos, entre otros aspectos.
Fueron parte del encuentro ciudadanos e integrantes de la Junta Comunal 9, además de diputados y miembros de la Secretaría de Desarrollo Urbano.
Si bien algunos de los presentes, vinculados al oficialismo porteño, se expresaron a favor de las modificaciones propuestas, otros se mostraron preocupados por las alteraciones que el proyecto podría plantear en cascos identitarios fundacionales y por la falta de participación en su proceso de elaboración.
La reunión, que se dio luego de que la norma fuera aprobada en primera lectura por el Parlamento, comenzó con la exposición de Facundo Marzano, coordinador de Proyectos de la Secretaría, quien explicó que el nuevo código se trabajó en tres escalas: Ciudad, barrio y parcela.
La primera tuvo el fin de encontrar el equilibrio entre el norte y el sur, a partir de incentivos para promocionar el desarrollo del sur y para explotar la “capacidad constructiva ociosa” que tiene el área.
Con la segunda propusieron incentivar la “mixtura de usos” entre los corredores en los que se concentran las infraestructuras, la red de transporte, que tienen ya un carácter más comercial y mayor densidad; y las superficies con una escala residencial más baja, menor densidad y menor desarrollo.
En este punto, también aseguró que se enviaron 4275 inmuebles -de las cuales 73 se ubican en la Comuna 9- que estaban en el catálogo preventivo de protección a la legislatura para que tengan su ley firme.
Y la tercera contempló la reorganización de las Unidades de Sustentabilidad de Altura Baja (USAB), a través del cual las alturas se ajustarán priorizando las escalas barriales. Pasarán a ser tres medidas: USAB 0 (para construcciones hasta 9 metros), USAB 1 (hasta 12 metros) y USAB 2 (hasta 14,60).
Luego tomó la palabra el presidente de la Junta Maximiliano Mosquera Fantoni, quien sostuvo que desde el bloque Cambiemos están “muy contentos con la propuesta”.
“Yo creo que nos beneficia mucho, porque tenemos mucha superficie y no así tanta población. Otorgar metraje para que se construya, puede hacer que muchos emprendedores opten por nuestra comuna y eso lleve a un crecimiento a nivel poblacional, comercial y de servicios”, manifestó.
Y agregó: “Otra modificación que me parece importante es la recuperación del antiguo pulmón de manzana, que uno creció con ese criterio y que se fue perdiendo. Me parece sensacional que se recupere. Y por la definición de la protección de los inmuebles nos parece que es una muy buena propuesta”.
Sin embargo, los juntistas de Unión por la Patria Lorena Crespo, Juan José Chaves y Alberto Espiño, se mostraron preocupados por la actualización del CUR.
La primera que habló fue Crespo, quien señaló: “Hay una primera lectura votada y en nuestra calidad de vecinos y representantes del pueblo de nuestros tres barrios no hemos sido convocados, por eso hemos dirigido una carta solicitando tener una continuidad de estas mesas”.
Asimismo, señaló que existen tres cascos fundacionales históricos, que consideran que están en peligro: La Casona de los Olivera y alrededores que están contemplados en el Listado de Inmuebles Catalogados Distrito APH 45 Parque Avellaneda y entorno, donde además existe la Mesa de Trabajo y Consenso legitimada por la Ley 1153; el predio ferroviario de Liniers, que hoy no tiene destino; y las 30 hectáreas que rodean e incluyen al ex Mercado de Hacienda, de las cuáles lo único que está protegido es la Vieja Recova, por la APH 21.
“Creemos que en estos tres núcleos se fundó nuestra identidad y sentimos que eso está en juego porque lo que se está proponiendo es que toda la Comuna 9 funcione como emisora en esta nueva planificación. Planteamos la necesidad de defensa de estos espacios que son también unidades ambientales y patrimonio cultural, identitario, único en lo que es esa mezcla entre ciudad y campo. Sí queremos el progreso, por lo que necesitamos que ustedes nos ayuden a ver dónde estará el equipamiento educativo, de salud y cómo podemos ayudar a la urbanización de Villa Cildañez”, comentó.
Y puntualizó en Mataderos: “Es un caso único de la CABA, por cuanto creemos que no hay otro sitio con la personalidad gaucha y federal que existe acá. Por eso, pedimos ampliar la APH 21, en función de pensarla como una unidad, de la que debemos ser custodios por nuestro mandato. Nos llama la atención que en toda la zona que hoy por hoy es industrial, cambien no solamente las alturas sino también los usos”.
“Lo que entendemos son dos cosas: Primero que se está cambiando toda una fase de un lugar productivo a residencial pero en un desarrollo en altura, y segundo que no se está considerando que por ahí abajo pasa el Arroyo Cildañez. Tendríamos que rememorar que el Gobierno de la Ciudad ha participado de la mesa de nuestro proyecto de biocorredor que atraviesa todo el sur, pasa por debajo del Mercado de Hacienda y por el costado de Los Perales, y sin embargo no está tenido en cuenta en este nuevo modelo”. añadió.
Sobre las tierras mataderenses también habló Chaves, quien afirmó que hace años vienen trabajando con los vecinos en proyectos para el predio del ex Mercado de Liniers S.A.
“Particularmente el año pasado, junto con la Agencia de Administración de Bienes del Estado -porque esos terrenos pertenecen a Nación-, se trabajó en una iniciativa participativa en la que se detectaron más de 16 inmuebles dentro de lo que es el Mercado de Hacienda, que creemos que deberían ser preservados. Muchos son del año 1800 y creemos que ahí el Ejecutivo tendría que tener una actuación inmediata, ya que están usando el terreno”, subrayó.
A la vez que aclaró: “Agradecemos la invitación, creemos que tardía porque sabemos que si esto hubiese arrancado por los consejos y las juntas, en esta instancia todo hubiese estado mucho más enriquecido y estaríamos trabajando de otra manera. Y celebramos las cosas buenas que proponen, como sacarle el preventivo a muchos inmuebles, pero también está pasando esto, que hay 16 inmuebles sin proteger dentro del mercado”.
Después fue el turno de Espiño, que habló desde su lugar de linierense: “Me parecería apropiado antes de avanzar con las alturas en los alrededores de la Avenida Rivadavia, hacer un reordenamiento del sector. Liniers es un barrio congestionado, con problemas de conectividad dividido en norte y sur, no subsanado por la planificación urbana. Hay mucho todavía para trabajar y ordenar antes de pensar en el mero crecimiento y construcción edilicia. Queremos en ese sentido una APH integral para la zona”, aseguró.
Finalmente, tomó la palabra Gabriela, miembro del Consejo Consultivo, quien primero que nada quiso dejar asentado el descontento del organismo por el CUR, “por no tener en cuenta la participación ciudadana real, expresada y ejecutada como indica la Ley de Comunas”.
“Nosotros somos los que vivimos día a día acá. Queremos ser parte de un trabajo real de ida y vuelta. Consideramos que es necesario un diagnóstico elaborado y una propuesta integral, que atienda la diversidad de intereses y que tome en cuenta otras cosas, como el impacto ambiental, los servicios cloacales, saneamientos de desagües, provisión de agua, energía eléctrica, gas, equipamiento de salud, de educación, recreación y los espacios verdes”, enfatizó.
Al igual que Lorena Crespo, en su discurso se centró en el Parque Avellaneda, en la importancia de tener en cuenta las tierras del Mercado de Hacienda a través de una intervención real de la gente (con nuevo APH confeccionado colectivamente), y que se las catalogue como USAB 0 para respetar la identidad local y su morfología; y el ciclo participativo del Biocorredor Cildañez.
Además, mencionó la necesidad de protección de las tierras ferroviarias y su uso público, y la implementación de mesas para la urbanización de diversos sectores, a través de una articulación con los consejos y teniendo en cuenta las realidades de los habitantes y sus derechos.
“Cada uno de los barrios tiene un núcleo identitario que debe ser considerado de manera particular por sus características históricas, patrimoniales y ambientales. Para esta modificación del código urbanístico se alega haber realizado una reunión en distintos sitios de la CABA pero dentro de esas nóminas la Comuna 9, al igual que la mayor parte del sur porteño, están ausentes. Nos preguntamos: ¿cuál es el criterio para seleccionar con quién discutir la planificación de la Ciudad?”, apuntó.
La reunión completa se puede ver en el canal de Youtube del Parlamento porteño.
