Los artesanos piden más limpieza, que regresen los espectáculos semanales y que se publicite más el paseo. Pero los conflictos con la Ciudad comenzaron hace varios años. En diálogo con AVISPADOS, Martín Perez, uno de ellos, contó los detalles.
La Feria de las Artesanías y Tradiciones Populares Argentinas, ubicada en Avenida de los Corrales y Lisandro de la Torre, fue el último de los paseos porteños en volver a funcionar luego de la pandemia, a pesar de los reiterados pedidos de sus artesanos, que necesitaban volver a trabajar. Pero este hecho logró que el colectivo se uniera en la defensa de este espacio cultural histórico del barrio de Mataderos.
Actualmente piden más información sobre la empresa encargada del mantenimiento del lugar, que se agreguen más espectáculos, y denuncian que solo se hacen operativos de limpieza en eventos importantes y que no se promociona lo suficiente.
El artesano Martín Emilio Pérez también le comentó a este medio que la relación con el Gobierno de la Ciudad, y más específicamente con la Dirección General de Promoción del Libro, Bibliotecas y la Cultura (de la que dependen) es muy tensa y que nunca escuchan sus reclamos.
“Hay un problema principal que es el de la limpieza. Falta bastante. Nosotros lo notamos cuando hay algún evento especial. Ese día se produce un operativo de limpieza que no es el habitual. Además, convivimos con los autos de la comisaría que están totalmente abandonados y sucios, que terminan generando acumulación de residuos y eso hace que la feria no pueda tomar su viejo armado, con los pasillos en el medio. Al armarla en los laterales, tampoco permite la incorporación de nuevos artesanos porque no hay espacio”, manifestó.
También mencionó que durante 2021 no hubo espectáculos y que solo luego de muchas discusiones lograron que comiencen a hacerse a fines de ese año, pero solo en ocasiones específicas, como fechas patrias.
“Los shows producen convocatoria de gente y eso nos ayuda a la venta, por eso los pedimos. Esto también nos llevó a un conflicto porque se le dio la organización a una productora que cobra muchísima plata para no hacer nada. Es un misterio dónde se gasta la plata porque no se rinden cuentas a nadie y permanentemente nos dicen que no hay ingresos. Lo único que hacen es poner algunas vallas y baños. Por eso sí los felicitamos porque después de muchos años tenemos baños gratis y muy limpios”, explicó.
A través de los comuneros por el Frente de Todos se contactaron con el diputado Juan Modarelli quien presentó un pedido de informes –que ya fue aprobado por la Legislatura porteña- para instar al Ejecutivo porteño a que dé cuenta del presupuesto que tienen planeado, como lo van a ejecutar y cuales son las obras de mejora pensadas.
Otra de las problemáticas que nombró Pérez fue la poca promoción del paseo. Sostuvo que el GCBA despliega una “campaña feroz de publicidad” y promueve un montón de eventos culturales, pero que de la Feria de Mataderos “no hay publicidad en ningún lado”.
“La verdad es que las cosas no mejoraron en su conjunto. Los autos no se han retirado, la suciedad no se ha solucionado realmente, la reapertura para invitados tampoco. Y una nueva incorporación que ha traído esta nueva gestión son los puestos de comidas en lo que nosotros llamamos la herradura, la parte de atrás del escenario, de donde ha sacado a los artesanos tradicionales”, resumió.
Y agregó: “Son una cantidad de realidades de lo cotidiano que hace todo más difícil. Hay un diálogo muy cortado porque se da en los marcos que a ellos les interesan. No aceptan mucho los reclamos y permanentemente te dice que van a escucharlos pero estos pedidos ya vienen hace más de un año. Nos encontramos con oídos sordos”.
Vínculo difícil
Las dificultades en el diálogo entre los artesanos y el Gobierno de la Ciudad no son algo nuevo. Todo comenzó allá por 2019. En el mes de diciembre la feria terminó (porque en los últimos años ya no se hace en verano) y cuando debían regresar vino la pandemia de COVID.
Según cuenta Martín Pérez, allí comenzó a activarse el colectivo de artesanos para buscar respuestas a cuestiones básicas, como una ayuda a sus compañeros que estuvieran más necesitados, la realización de un mercado online (para vender por allí sus productos) o algún tipo de subsidio ya que no podían trabajar.
Sin embargo, aseguró que todo eso fue en vano, porque no obtuvieron ninguna respuesta, aunque por voluntad de algunos coordinadores que articularon con organizaciones territoriales consiguieron algunos bolsones de comida.
Así llegaron a agosto de 2020, cuando comenzaban a verse las primeras flexibilizaciones en el protocolo de CABA.
“Cuando la gente salía a correr y defendían que ya había que empezar a liberar todo, la Feria de Mataderos no tenía signos de apertura. La empezamos a pedir pero no había eco. En noviembre, el Gobierno habilitó todas las ferias de la Ciudad menos la de la Comuna 9”, relató Pérez.
Es que el paseo de las Artesanías y Tradiciones Populares Argentinas es la único que responde al Ministerio de Cultura, mientras que todo el resto depende de la Dirección General de Ferias y Mercados del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, cartera que ya había armado un protocolo de funcionamiento para el contexto pandémico.
Llegó diciembre y todavía no tenían noticias de la reactivación. En ese marco, comenzaron a hacer algunas movidas, como tirar paños con sus artesanías en el piso detrás del escenario. Allí se les empezaron a acercar agrupaciones de vecinos para colaborar.
“La feria tiene una característica, que no se si pasa en todos los lugares, que es que no vive nada más que el artesano de ella, sino que también la comunidad. Nosotros consumimos mucho en los alrededores, dejamos nuestros productos guardados y alquilamos espacios en la zona, están los trapitos, compramos ahí. Eso genera toda una comunidad que por la pandemia y la decisión del Ejecutivo porteño de no reabrir estaba siendo dañada”, enfatizó.
Y añadió: “Después empezaron a llegar los subsidios a nivel nacional. El Gobierno porteño bien gracias, no tuvimos nunca una respuesta para paliar o ayudar a la situación. Producto de muchos reclamos logramos que se abra con todos los protocolos de COVID, que nosotros aceptamos”.
En ese momento notaron que luego de las elecciones de 2019 habían cambiado los titulares de la Dirección General de Promoción del Libro, Bibliotecas y la Cultura.
“Es gente que para nuestra consideración no conoce la vieja Feria de Mataderos y eso trajo un montón de inconvenientes, de idas y vueltas, acuerdos y desacuerdos. Lo que hoy reclamamos tiene que ver con cuestiones que atañen directamente a la gestión del GCBA”, denunció.
A la vez que concluyó: “Por eso estamos articulando la lucha con distintos espacios, no solo para defender nuestra fuente de laburo, sino para defender la fuente de laburo de mucha gente de la zona que tiene el domingo para poderse ganar un manguito y ayudar a parar la olla. Y para proteger uno de los pocos lugares del barrio donde el vecino puede tener un lugar de expresión cultural, ver un espectáculo gratuito. Reivindicar y proteger estos lugares me parece fundamental”.
