Residentes de la zona le contaron a AVISPADOS cómo vivieron los apagones que se extendieron por casi 15 días y las pérdidas que sufrieron por este motivo.
Muchos de los habitantes de Liniers y Mataderos no tuvieron unas felices fiestas, cuando a la ola de calor se le sumaron las interrupciones del servicio eléctrico. En medio de la desesperación por la falta de respuestas, se organizaron para cortar las calles de la zona. Sin embargo, recién cuando bajó la temperatura volvió el suministro por lo que los vecinos temen que sea solo cuestión de tiempo antes de un nuevo apagón.
Este medio habló con algunos de los perjudicados en la Comuna 9. Sólo se identificarán con su primer nombre para resguardar su identidad.
“Desde el 30 de diciembre a la fecha sólo tuvimos tres días completos con abastecimiento, padeciendo cortes prolongados y reiterados, sin ninguna respuesta por parte de Edesur, el ENRE, ni de nadie a pesar de las cientas de quejas realizadas. Es terrible vivir así, sin luz y, por consiguiente, sin agua con temperaturas arriba de 40° durante varios días”, contó Ligia, residente de Liniers.
Y enfatizó: “Vivo con mi abuela de 91 años (que no se podía levantar de una silla, descompuesta) mi papá discapacitado (el calor y los ruidos lo alteran) y yo estoy en tratamiento oncológico. Es inhumano tener que padecer todo esto por un servicio básico por el que además pagamos, porque nadie nos regala nada. Sentís un estado de indefensión total, porque hasta el día de hoy nadie nos dijo cuál es el problema y cuándo tendríamos una solución definitiva y no un parche como vienen haciendo. Hice cosas que jamás imaginé, como cortar la Avenida General Paz o Emilio Castro. Siento mucha impotencia y enojo. Necesitamos una solución urgente”.
Daños y perjuicios
Las grandes pérdidas materiales y el deterioro de la salud por los apagones es algo que se repite en la mayoría de los hogares.
Patricia, vecina de Liniers, relató que no tuvo electricidad desde el 30 de diciembre hasta el 13 de enero, lo que provocó que tuviera que tirar a la basura toda la mercadería que utiliza para su trabajo. Ella hace cátering de sánguches y tenía el freezer lleno de fiambres, carnes, mayonesa y embutidos que debió descartar porque habían perdido la cadena de frío.
No solo no pudo trabajar sino que tuvo que ver cómo a su hija, embarazada y con contracciones, le faltaba el aire por el calor, y llevar a su madre, una paciente oncológica de 84 años, al Hospital Santojanni luego de que se cayera por no ver por donde caminaba. Por lo desesperante de su situación, fue otra de las presentes en las manifestaciones de General Paz y Emilio Castro.
“Primero me caí yo. Me tuvieron que enyesar pero me tuve que sacar el yeso porque tuve que sostener y llevar a mi madre al hospital porque se cayó, se golpeó la cadera y no podía caminar. En un momento agarré las lucecitas del arbolito, que son a pila, y le iba indicando el camino al baño. Una locura. Y las pérdidas materiales que tuve son infernales, tuve que rechazar todos los pedidos. A mi nadie me recupera lo que tiré y el golpe de mi mamá en la cadera no se lo arregla nadie. Reclamé pero nadie escucha nada, a nadie le interesa. No te atiende nadie en Edesur”, puntualizó.
Ahora espera que no vuelvan a hacer las temperaturas que se vieron la semana pasada porque considera que le volvió la luz solo porque bajó el calor. “Reparaciones de verdad no hubo”, aseguró.
Silvana, de Mataderos, también narró que debió tirar su comida, la que había preparado para pasar las fiestas. Pero además tuvo que tirar la medicación para la alergia que utiliza su hijo porque necesita refrigeración.
“Me salen más de tres mil pesos las gotitas de mi nene. Estaban nuevas y las perdí. Hubo apagones todos los días, de 10 horas, de más de 24. Si cuento los reclamos que tengo al ENRE son más de 50, porque cada tres horas tengo que estar mandando uno nuevo”, destacó.
Al tiempo que denunció: “No se puede vivir así, pidiendo lo que a uno le corresponde. Uno se siente abandonado. Esto tendrían que haberlo previsto antes, no sé qué pasó con las inversiones de cuatro años atrás, que nos vienen cobrando una barbaridad. No invirtieron en nada”.
Rosana, de Liniers, añadió: “Los cortes empezaron siendo de cuatro horas, de seis, de diez y para el 31 de diciembre ya fueron 36 horas sin electricidad. Así que pasamos fin de año con mi esposo en la terraza, tratando de hacer un asado en una parrilla, alumbrándonos con una linterna porque no se veía nada. Tratamos de pasarla lo mejor que pudimos pero con mucha angustia. Tuvimos que tirar muchas cosas de la heladera porque se nos echó a perder, y ahora compro lo necesario para comer por día. A mucha gente se les quemaron los electrodomésticos y por momentos pasábamos por una gran desesperación porque en el edificio se cortaba el agua, porque los motores se apagaban. Cada vez que llamábamos para quejarnos nos daban un número de reclamo, y nada más”.
Cables viejos
Sol, de Mataderos, sí pudo pasar el 31 con luz. El primer corte lo sufrió el 3 de enero y duró cuatro días seguidos. Luego volvió por dos días y se interrumpió nuevamente. Así estuvieron varios días y, entre días y vueltas, estuvieron 13 días completos sin prestación, según contó.
“Todo el tiempo llamando a Edesur. Siempre con la misma respuesta de que estaban trabajando para solucionarlo. Venía la cuadrilla, rompían la vereda, volvía y después se cortaba de nuevo. O a veces nos decían que no podían repararlo porque ni siquiera ellos sabían dónde estaba la falla. Así los días pasaban y seguíamos sin la prestación hasta que en algún momento encontraban la falla y la arreglaban”, manifestó.
Y señaló: “Otra de las veces que se cortó, lo que pasó fue que había un olor a quemado terrible en toda la cuadra. Llamamos y fue la primera vez que logramos que nos atendiera una operadora. Vinieron rápido porque tenían miedo de que hubiera una explosión o de que alguien se lastime. Esta vez, cuando rompieron la vereda se dieron cuenta de que había más de 10 metros de cable quemado, de ahí venía el olor”.
La vecina expuso que los mismos trabajadores les explicaron que los cables que usan son viejos, porque tendrían que hacer una inversión muy grande para cambiarlos todos.
“Entonces los remiendos que hacen son hasta que duren, dando por hecho que se va a volver a cortar. Esa vez, tuvimos electricidad un par de horas y luego se volvió a cortar porque se quemaron los cables de la vereda de enfrente. Todo porque están en mal estado y son viejos”, añadió.
A la vez que denunció: “Es un acto inhumano lo que pasó. Tener luz y poder mínimamente dormir sin tener un golpe de calor es un derecho básico. Muchas veces no nos podíamos comunicar ni con Edesur porque después de seis días sin abastecimiento no teníamos batería en ningún celular. Y cuando podías llamar no te atendía nadie tampoco, porque no tienen nada para decir. Ellos ya saben que estamos sin suministro y saben que ningún arreglo va a perdurar en el tiempo”.
