Se trata de la Olivera, en Parque Avellaneda, y la Rómulo Zabala y Onésimo Leguizamón, en Mataderos.
El Gobierno de la Ciudad comunicó trabajos de reformas que llevaron a cabo en diversos espacios verdes porteños. Entre ellos, las plazas Olivera, Rómulo Zabala y Onésimo Leguizamón, en la Comuna 9.
En la primera, ubicada sobre Mozart y Tandil, en el barrio Parque Avellaneda, se renovó el patio de juegos con una nueva atracción temática inspirada en la Edad Media.
El diseño fue pensado en relación a la historia del barrio, que se ubica en lo que fuera la antigua chacra “Los Remedios”, perteneciente a la familia de don Domingo Olivera. El estilo medieval se eligió al encontrar vínculos entre la familia y aquel período histórico, en Europa.
Con esa idea, se proyectó un mangrullo original de grandes dimensiones con forma de castillo medieval, fabricado en madera y hierro. El área de juegos fue ampliada y organizada pensando en dos sectores: uno más tranquilo, con arenero y solados -pisos suaves de caucho- con texturas y colores estimulantes para los más chicos; y otro sector más dinámico, con juegos de destreza y agilidad para niños más grandes.También se colocó un pórtico de hamacas.
Una de las particularidades del espacio es el tabique perimetral con vegetación nativa, que funciona como separación visual respecto de la avenida y, al mismo tiempo, integra el patio con el entorno verde, con el fin de generar un ambiente seguro y contenido.
La renovación, además, incluyó nuevos sectores de estar y mobiliario urbano. Para mejorar la circulación y la accesibilidad, se modificaron también los caminos, al reemplazarse parte de la superficie de granza por hormigón peinado, con césped a los costados y una nueva propuesta paisajística para no afectar la superficie absorbente.
Por su parte, la Rómulo Zabala -situada sobre la calle Ercilla 7515, entre Fragata Hércules y Fragata Trinidad, en el barrio Naón, Mataderos- fue intervenida tras los reclamos de vecinos, quienes señalaban que gran parte del espacio verde se encontraba pavimentado, lo que permitía la continuidad del tránsito vehicular y favorecía la creación de estacionamientos públicos.
Esta situación no solo afectaba la calidad ambiental del área, sino que también generaba conflictos relacionados con la seguridad y el bienestar cotidiano.
En respuesta, se propuso una serie de acciones que apuntaron a recuperar la configuración original de la plazoleta, integrando el espacio intervenido con el ya existente y resignificando su uso.
Entre las modificaciones, se contempló la recategorización del sector como “urbanización parque”; el diseño de un área exclusivamente peatonal, orientada al relax y confort, de bajo mantenimiento y no destinada a la recreación activa; la incorporación de forestación nativa y especies aromáticas; la nivelación entre el nuevo sector y la plazoleta original y el cierre perimetral de todo el espacio para reforzar su identidad y seguridad.
Además, se propuso modificar el nombre de la calle Ercilla, en el tramo entre Fragata Hércules y José León Suárez, por el de “Padre Naón”, e invertir el sentido de circulación de José León Suárez entre Padre Naón y Ulrico Schmidl, con el objetivo de consolidar la prioridad peatonal en el área.
Finalmente, la Onésimo Leguizamón, ubicada en la calle Fragata La Argentina, también en Mataderos, fue reacondicionada por la Ciudad con el objetivo de promover la práctica de la calistenia y ofrecer un espacio deportivo accesible para la comunidad.
Se instalaron barras y estructuras específicas de esta disciplina, que permiten realizar ejercicios como dominadas, fondos y otras rutinas características de este entrenamiento físico.
Desde el GCBA aseguraron que la obra respondió a una demanda concreta de los vecinos y apuntó a consolidar un entorno de entrenamiento gratuito, al aire libre y de bajo impacto, y a reforzar el tejido social del barrio al fomentar la actividad física, el encuentro comunitario y el uso saludable del espacio público.