Un vecino de Mataderos recibió una carta apócrifa en la que se le reclamaba una deuda de más de 50 mil pesos. Las alarmas a tener en cuenta.
Desde el comienzo de la pandemia se vieron diversas modalidades de estafa que utilizaban los celulares y teléfonos fijos de los hogares para pedir datos de cuentas bancarias a sus víctimas. Pero en este caso, el engaño llegó en forma de telegrama.
La misiva fue dejada bajo la puerta de un vecino de Mataderos, Comuna 9, con su nombre, DNI y dirección en la parte superior; y reclamaba una deuda con CMR Falabella pero cuyo acreedor actual sería Creditia Fideicomiso Financiero, por $53.735 más intereses.
También menciona que el pasivo puede cancelarse en las próximas 48 horas con un descuento de hasta el 50%, pero de lo contrario se le podría aplicar una medida cautelar al actual empleador, a un futuro empleo y/o a bienes a su nombre.
“Hacemos saber que desde el recibo de la presente hasta las 72 horas siguientes usted podrá refinanciar o cancelar la deuda que se le reclama ahorrándose mayores costos, intereses y honorarios judiciales. Transcurrido dicho lapso, entenderemos que no le interesa saldar la misma, circunstancia que nos obliga a avanzar con el reclamo”, expresa el documento.
Y agrega: “Informamos que su nombre está publicado en Banco Central de la República Argentina, consecuentemente no podrá acceder a ningún crédito para la compra de bienes y servicios tanto no sea dado de baja dicho boletín”.

Sin embargo, si se comienzan a ver los detalles de este telegrama, se encontrarán varias señales de que es totalmente falso, y que es un intento de estafa.
En primer lugar, la epístola menciona que es una documentación con vencimiento pero no tiene fecha de emisión, por lo que es imposible saber qué día exactamente expira.
Además, en la parte superior dice “carta documentada”, un artilugio para que la víctima lo relacione con una Carta Documento (que sí posee valor legal o fedatario), ya que este formato de correspondencia no tiene validez.
Otro detalle muy importante es que el abogado firmante se hace llamar Mariano Latorre, del Estudio Jurídico ML S.A., pero no presenta ninguna matrícula profesional. Tampoco tiene ningún sello o firma.
Si se busca su nombre en la página web del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, se encontrará que no está habilitado para ejercer la profesión.
Ni la primera ni la última
Solo basta con colocar el nombre del supuesto abogado o de su estudio en los buscadores de Internet para encontrar miles de denuncias de fraude similares. En los reclamos, las empresas -que van desde corporaciones estatales, bancarias hasta comercios con los que las personas tuvieron deudas hace tiempo- y el nombre del letrado varían pero el formato es el mismo.
En diversos foros web, tales como Taringa, Tellows y Tu Queja Suma, las personas volcaron sus testimonios sobre este engaño y se pueden encontrar posteos que datan desde el 2014.
Uno de ellos expresa: “Están llegando supuestas cartas documento al domicilio de mi madre reclamando el cobro de una deuda prescripta y amenazando con embargos y acciones legales. Estas cartas son apócrifas ya que no contienen ni fecha de vencimiento, ni detalles de la deuda que pretenden cobrar. Peor aún, incurren en el delito de hostigamiento y trato indigno al hacer llegar estas mismas cartas y/o llamados telefónicos a compañeros de trabajo, algo penado por la ley de defensa al consumidor”.
“Me decían que si no abonaba una determinada cantidad de dinero en una cuenta de Pago Fácil se iban a tomar acciones legales para el embargo de mi sueldo. Esta notificación cayó en el lugar donde trabajo. Sin confiar en esto, llamé al número que me indicaba, y me atendían personas bastante educadas y formales, pero siempre con un recelo de revelar la matrícula del abogado que sigue la causa, se negaban a mostrarme los detalles de la deuda que supuestamente tenía. Fui al colegio de abogados a pedir asesoría y me dijeron que es un derecho de todo ciudadano tener el detalle de la deuda que le atribuyen y que todo abogado tiene que tener a disposición su matrícula. Si no lo muestra, hay que desconfiar”, manifiesta otro.
Otras modalidades que expusieron los denunciantes son correos electrónicos, llamados telefónicos y mensajes de texto.
